27/11/09

Canción de Ultuar*







Soy el kazajo, soy



el mongol vil viril que cazó



más halcones.






Soy el kazajo, soy



el que ató sin piedad sus cabezas,



el que afila cuchillo en la estepa,



el terror de quinientas naciones.






A caballo contemplo mi tierra,



sin temor a los hunos ni a otros.



Enfundado en camisa de seda,



abro y cierro la yurta a placer.






Porque soy el kazajo certero,



que olvidó compasión y ternura.



Sólo quiero seguir cabalgando,



disfrutando de alguna mujer.






A mí no me detienen murallas,



ni armaduras ni lanzas ni cruz.



Yo sé hacer ensanchar el camino,



desde Europa hasta el Kutjen Uul.






Bien sabéis que mi tribu es leyenda,



y que sirve tan sólo a un señor.



Nunca oséis comenzar una guerra,



ni ofrecer un caudillo mejor.






Porque soy el kazajo valiente,



soy la décima generación,



Seguiré dando caza a tu gente,



y ofreciendo su carne a mi halcón.









* Texto sobre pergamino hallado durante una inspección en la trastienda de la tienda multiprecio "Ultual"de Mazarrón, se cree haya sido conservado por la familia propietaria,de etnia yuan. Data del s.XIII

23/11/09


Hoy aparecieron a comer Liza y Judy.


Les puse un estofado y me callé.

Ya se sabe, no hay que meterse en cosas de familia.


Al postre comenzaron a elegir: más dulce..poco frío..

yo seguía sirviendo y escuchando.

Porque no, no hay que meterse en cosas de familia.


Liza quiso cantar, y la dejamos.

Se fue al baño y salió con un traje de lamé, y unas flores que había en la bañera.


Yo con la linterna le hice un foco.

Los perros sujetaban abanicos de avestruz.

Era increíble.


Pensé que Liza y Judy estaban muertas, pero no.

Siguen aqui, cantando,

y pidiéndome vodka y foco.


Yo ya no tengo ganas de mirarlas. Ni de oírlas.

Así que voy a apagar la luz, y cuando apague,

pediré a los perros que las maten.


Sé que al tiempo olerá, y habrá señales.

y que alguien llamará y dirá: qué triste...
















Avinguda del Marqués de L'Argentera


J M Fonollosa,



Al verme se apartó de sus amigas

y rodeando mi cuello con sus brazos

les dijo alegremente: -"Quiero a este hombre".


Los demás me miraron con envidia.

Es muy linda en verdad y entró en mi cuarto.

Llegué tarde al trabajo al otro día.


Después no se movió ya de mi casa.

Descubrí que son bellas las estrellas

y me gustó algún tiempo. Pero pronto

olvidé que hay estrellas en la noche.


Ahora su amor me oprime como un peso.

No puedo ya salir con mis amigos.

No puedo ya sonreír a las muchachas.

No puedo ni beber un solo trago.


Es mala esta mujer. De verdad mala.

Tan mala como linda. Si la dejo

me matará, lo sé. Lo sé de veras.


Mis amigos se ríen. Yo estoy triste

pues no logro apartarla de mi lado.

Ojalá no me amase o se muriese.

22/11/09




Doble o sencillo

Doble o sencillo





Olvidaste ahogar tus duelos;
siquiera cogerlos del cuello antes de que empezaran a chillarme.
Y ahora, no soporto cómo me trepanan.

Por aqui, solía haber buenos.

Somos legión


Tosiste y del humo salió: si llevo dos pelotas, ahi, es en honor a ti.

Así que cogí la tijera


E inauguré la banda sonora de tu sábana.


Juegos de cartas


Yo
robo
cartas
serias

a Mis vecinos. Y luego,
las devuelvo corregidas, quitados los aumentos.

Y ahí donde ponía gestión de cobros , a tachadas, traduzco gosto de ti
y ahí donde ponía nota para las entidades colaboradoras,
revelo un punto y final.

Para que así, colaborando, me sonrías.
No como yo,
que robo cartas serias.

Hoy me gusta la vida mucho menos


César Vallejo,





Hoy me gusta la vida mucho menos,

pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.

Casi toqué la parte de mi todo y me contuve

con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada

y en estos momentáneos pantalones yo me digo:

¡Tánta vida y jamás! ¡Tántos años y siempre mis semanas!...

Mis padres enterrados con su piedra y su triste estirón que no ha acabado;

de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,

y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente

pero, desde luego, con mi muerte querida y mi café

y viendo los castaños frondosos de París

y diciendo:

Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla...

Y repitiendo:

¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!

¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!


Dije chaleco, dije

todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.

Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado

y está bien y está mal haber mirado

de abajo para arriba mi organismo.


Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,

porque, como iba diciendo y lo repito,

¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,

y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!

Te vi

Madrid, 1984

Hoy tenía que levantarme pronto.

Había mucho sol en las paredes.


Contra pronóstico,

me fuí con todo puesto y llegué antes.